MOTIVACIÓN
La motivación es una necesidad o deseo que dinamiza la conducta, dirigiéndola hacia una meta, se trata de procesos psicológicos y fisiológicos que son responsables del desencadenamiento, del mantenimiento y del ceso de un comportamiento, así como el valor atractivo o aversivo conferido a los elementos del entorno sobre los cuales se ejerce ese comportamiento. El valor de un estímulo, positivo o negativo, estimado según una norma innata o adquirida (por aprendizaje o educación), provoca, cuando este estímulo es detectado, la puesta en marcha de mecanismos fisiológicos o de comportamientos que tienden a buscarlo o evitarlo.
La fuerza de un estímulo depende de los programas de análisis y acción del organismo, programas que forman parte de su estructura innata o que son elaborados a través de interacciones, sucesivamente las potencialidades genéticas de un individuo y su medio. De ahí que se introdujera el concepto de impulso (en sustitución del antiguo instinto) como fuerza que empuja a motivarse al organismo para satisfacer una necesidad. Entendido como una forma básica de supervivencia, el impulso induce al organismo a comer, beber o dormir, por ejemplo. Si entendemos el impulso como una situación de necesidad (ya sea puramente biológica, como el hambre, o más psicológica como la necesidad de autoestima), esta circunstancia crea una activación, consecuente con la intensidad del motivo, que a su vez está encaminada a reducir el impulso.
Desde este enfoque, el impulso ya no se plantea como algo puramente instintivo, espontáneo y automático, sino que parte de una situación previa de carencia o privación.
Las motivaciones que no satisfacen una necesidad biológica evidente son las secundarias, también llamadas adquiridas porque en ellas intervienen mayoritariamente (aunque no únicamente), el aprendizaje, la cultura y las estimulaciones externas. Es posible motivarse si algo produce una recompensa o un castigo y si aprendemos a reconocer estas circunstancias , que cuando varían, cambian la intensidad de la motivación y esto es tan válido para los impulsos básicos como para los secundarios.
Otras motivaciones a tener en cuenta son las de afiliación y poder, la necesidad de afiliación se refiere a la preocupación del individuo por establecer, mantener y restaurar relaciones amistosas, y la de poder, a la preocupación por la reputación, la influencia y el deslumbramiento de los demás...
Las motivaciones también se clasifican en intrínseca, expresada por el deseo de ser eficaz, de tener un tipo de conducta por la conducta misma y apoyada por la propia fuerza que emana de la tarea para el sujeto implicado, se le contrapone la motivación extrínseca, que implica la búsqueda de recompensas externas e incentivada no solamente por refuerzos económicos, sino por aspectos como el afán competitivo o de poder. La motivación intrínseca determina un rendimiento más elevado que la extrínseca.
Para incentivar la motivación, deben tenerse en cuenta tres factores:
1) Cultivar la motivación intrínseca
2) Conocer los motivos de la gente. Las acciones para motivar deben estar en concordancia con los estilos de cada persona
3) Determinar metas espec´íficas
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